Salí por la puerta un poco malumorado y fuera de si. Lograba entender lo bueno y lo malo del día pero aun así no dejaba de pensar en esa pequeña fracción de minutos que se volvió eterna. Mi estomago no dejaba de gritarme que necesitaba aunque fuera una pequeña pastilla con azúcar. Te llamé. Estaba tan nervioso, quería un abrazo, pero no cualquier abrazo sino uno tuyo, uno que me hiciera creer que estaba flotando, que me hospedara y me sintiera sentir en casa, cálido; pero era imposible estábamos lejos. Te llamé quise decirte lo que me pasaba, pero estabas demasiado "stresado" y no tenía sentido ahogarte con mis problemas con lo ocupado que estabas. Te note medio raro, algo lejano, casi plano diría. No quise comprender del todo lo que sucedía y solo dije un te amo. Colgué.

0 comentarios: