No se detenía ni un segundo en mirar a su alrededor
Caminaba y caminaba viendo al señor clima cambiar de humor.
Llego un momento en que sólo llovía pero aun así caminaba
No importaba la hora ni las burlas del reloj que carcajeaba a cada segundo
Caminaba! claro que lo hacía y en algún momento ya pasaban
Las seis, las ocho, las diez, once y cuarto y aún seguía
Seguía caminando tratando de encontrar en cada rincón de la ciudad
Una sombra, un tono de voz que parecía haberse esfumado.
Caminó hasta cuando miró su reloj y se dio cuenta que era lo
Suficientemente tarde para ir a la cama.

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